Olvídame
como olvidaste la ironía, ni tu - ni yo,
solo nos queda el día, la esperanza ahogándose en el mar de mi agonía,
la insinuante trayectoria de mi ego en sincronía, o en caída libre, pídele a la
luz de mis pupilas que emigre, al frío de la penumbra que me mutile, y digo
pídele, porque la auto mutilación se me prohíbe. La maldad me inhibe, por eso
mi alma arde en llamas al ver una injusticia, lo hace para recordarme que aún vive,
como el mitológico fénix se percibe, y por la paz que habita en tu universo
escribe. Describe todos tus temores en aquel día nublado, los sanare, mientras
dibujo un arcoíris a tu lado. Solo mirando a través de tus ojos, el mundo no se
ve tan sombrío, te juro que hace demasiado frío, todo es un lío y pocas veces
sonrió. La violencia me mantiene anulado, de lado a lado, como bailando con el desánimo,
como la inhumana tortura en Guantánamo, suelo
pensar en ti, para llenarme con tu ánimo. El infierno no arde, siempre ha sido
una falacia, el infierno es más frío que la soledad del alma en desgracia, de
mi apresurada estima navegando en la corriente nihilista, de mi punto de vista,
que dista, de mi ser más pesimista, y ante su eminente conquista: resurjo dentro de una mirada simplista, dentro
de mis ojos, de los arrojos de la abnegada prisión de mis enojos, así es como
mi estima me conquista, la filosófica injusticia que solo yo entiendo, yo no te
vendo, yo cierro mis ojos y te comprendo,
ahí en el infinito mar que todo lo percibe, y con profunda nobleza lo recibe, en
la cruel vanidad de una sociedad que se agota, me refugio en tu mirada, para
desconocer la derrota, ese vacío de soledad creado por la incomprensión, por la
presunción, por la discusión, yo le doy solución llevando tu recuerdo conmigo,
para que cada acción mía sea una bendición. Sé que el viento no te hará llegar
nada de lo que comento, los susurros del momento se diluyen en la primer
palabra de este texto, de este intento, un intento de auto-persecución, la preservación es un contexto que se arraiga
cuando llega la desilusión, desilusiona todo lo que me caracteriza, si la
sonrisa aterriza en la mirada, la violencia agoniza, que agonicen todos tus
errores y si aún lo recuerdas, que cada partícula mía te lleve como el mejor de
sus dones, pero que sería un “Don” en este caso, cuando la amargura se vuelve
mi ocaso, tu abrazo se torna el amanecer que me evita el colapso, si colapsas la ironía que me atrajo, sería un
golpe bajo, un camino textual al infierno sin atajo, el suicidio de mi ángel
que miraba a su Dios cabizbajo, pero el fastidio nos pone cabizbajos en todas
las situaciones, por ello abraza tu corazón frío, alimenta tu cerebro vacío y
saca tus propias conclusiones.
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